Por Alberto B. Ilieff *

En el diario Página 12 de hoy 14/9/07, en Las12, sección Debates, salió una nota titulada

“La importancia de llamarse puta”

Estamos ante un ejemplo de lo que es el marketing que se disfraza de información.
Si nos preguntamos qué nos informa esta nota poco será lo que rescatemos, salvo saber que
Gabriela Leite se autodefine como puta y que integra la Red Brasilera de Prostitutas.

Ya desde el comienzo mismo la nota toma partido y vende subrepticiamente una mentira, un
mundo que nunca existió, la fantasía adorada del machismo patriarcal: “se inició en la bohemia
y se fascinó con los modos de vida ligados a la noche”. ¡Qué frasecita! Realmente despliega
seducción y glamour, en criollo podemos traducirla como drogadepedencia, falta de
autovaloración, violación a cambio de unos pesos, el cuerpo convertido en recipiente de la
insatisfacción y necesidad de poder de un otro cualquiera, para empezar.

Podríamos preguntarnos dónde quedaron los golpes, los asesinatos, los proxenetas, las
infecciones, la menor esperanza de vida. Pareciera que en el cinematográfico mundo de la
entrevistada esta realidad ha sido extirpada.

También es necesario recatar que se codeó con “las vanguardias contraculturales y la lectura
fervorosa de Historia de la sexualidad, de Michel Foucault.”

Sabemos en qué han quedado reducidas muchas de esas vanguardias, la nota muestra un
ejemplo, y en cuanto Foucault, tal como está citado, dudo mucho que haya sido leído por la
protagonista o el periodista.

El resto son comentarios denigratorios, hacia la izquierda “que se queda en lo superficial” por
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la derecha neoliberal a quien seguramente Leite favorece aunque no lo diga.

Así siguen los comentarios denigratorios como el referido a Elena Reynaga a la que señala
porque al “final se larga a llorar y dice que quiere que ese sindicato que están formando algún
día ya no tenga que existir, es decir, que algún día desaparezca la prostitución” Evidentemente
a Leite no se le ocurrió pensar que ese llanto es una toma de conciencia, un reconocimiento del
dolor que sus compañeras diariamente padecen en las calles, en los burdeles, o es que ahora
hay que volver a creer que son mujeres de vida “fácil y alegre” como pareciera querer mostrar
la foto que encabeza la nota.

El mismo ardid usa al hablar de la postura abolicionista del feminismo al decir que es la misma
que sostiene la iglesia católica. Sí, nos consta y hemos reproducido documentos vaticanos que
fijan esta posición, pero también es cierto que otras iglesias cristianas y confesiones no
cristianas, gran parte de la izquierda, de sectores político partidarios, de movimientos sociales y
otros, también son abolicionistas. En todo caso debemos agradecerle que nos permita ver que
incluso en Holanda este ideario crece.

Al final de la nota aparece una consideración de peso, las fantasías sexuales que ellas
permitirían vivir a los hombres. Gracias por el argumento, precisamente de esto estamos
hablando cuando nombramos al patriarcado y su construcción de la subjetividad, precisamente
este es uno de los motivos por el que sostenemos el abolicionismo.

Por último, esto aparece publicado en la sección “Debates” de Página 12, pero volvamos a leer
y fijémonos cuál es la idea a debatir, qué argumentos despliega para sentar una posición, poco
es lo que encuentro que pueda ser debatido. Por el contrario, la redacción, las preguntas, y las
fotos no dejan lugar a dudas, no hay debate, hay propaganda.

*Integrante de la Coalición Contra la Trata de Personas de Argentina” (CATW Argentina)