DECLARACIÓN
del Sexto Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres
Lima, 9 de julio de 2006. Nosotras, mujeres de la Marcha Mundial,
venidas de 31 países de todo el mundo, reunidas en nuestro Sexto
Encuentro Internacional en Lima, Perú, del 2 al 9 de julio 2006,
rechazamos la globalización neoliberal y patriarcal, la
militarización y la imposición de los acuerdos dichos de “libre
comercio” por sus efectos devastadores sobre las mujeres y los
hombres, los pueblos y el planeta.
Nosotras luchamos por erradicar la pobreza y la violencia y por la
construcción de un mundo basado en la libertad, igualdad, justicia,
solidaridad y paz. Unimos nuestras fuerzas para contrarrestar la
impunidad, las intervenciones y agresiones extranjeras y para
lograr nuestra soberanía alimentaria. Actuamos en alianza con
otros movimientos sociales, que como nosotras, están resistiendo
y tomando acciones en todos los rincones del mundo. Nosotras
creemos que es posible crear este mundo.
Para las mujeres esta globalización neoliberal y patriarcal se
traduce en un retroceso en todas las esferas de su vida, tanto en
lo público como lo privado. Se vive un aumento, del sexismo, de
los fundamentalismos religiosos, del conservadurismo, de la
xenofobia y del racismo. Los derechos sociales, sexuales y
reproductivos que las mujeres han logrado en los últimos años, por
ejemplo el acceso legal y seguro al aborto, están siendo son
cuestionados en varios Estados. Las mujeres tienen cada vez
menos acceso a obtener un trabajo digno, de justa remuneración,
mientras continúan haciendo el trabajo doméstico. Se incrementan
las discriminaciones contra las lesbianas, mujeres migrantes,
mujeres que viven con incapacidades de todo tipo y contra otras
mujeres marginadas. La pobreza de las mujeres aumenta, incluso
dentro de los países llamados “ricos”.
Nosotras denunciamos que, para satisfacer el consumo
desenfrenado de recursos de los Estados Unidos y sus aliados en
Europa o en otras partes del mundo, impulsan guerras a través del
mundo e imponen tratados económicos que impiden la soberanía
alimentaria de los pueblos, confrontan su autonomía política, la
paz y el derecho de las personas a circular libremente. Ellos
hacen esto en nombre de la guerra contra el terrorismo. Usan las
organizaciones financieras internacionales (FMI, BM, OMC),
imponen los tratados y crean áreas dichas de « libre comercio »
para las transnacionales quienes sacan de estas guerras enormes
ganancias.
Estas políticas causan el agotamiento de los recursos naturales,
que son propiedad de los pueblos que siempre las han valorado y
usado para producir alimentos y medicinas. Estas guerras se
acompañan de múltiples formas de violencias, particularmente
hacia las mujeres, las cuales son violadas, violentadas,
prostituidas, usadas como esclavas sexuales y asesinadas; las
mujeres sufren traumas físicos (mutilaciones, heridas y el
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Denunciamos los feminicidios y la utilización del cuerpo de las
mujeres como terreno de batalla y botín de guerra.
Estas políticas aumentan también el tráfico de seres humanos,
particularmente de niñas y mujeres a las que se les considera su
cuerpo como mercancía, fuente de ganancias para las
organizaciones criminales. Hoy en día, las ganancias adquiridas
de la trata de mujeres y de la prostitución constituyen la tercera
fuente de ganancias en el mundo, después del tráfico de armas y
de drogas.
Estas guerras destruyen las poblaciones civiles, causan
desplazamientos, privan a las campesinas y campesinos del
acceso a la tierra, al agua y, por lo tanto, les impide la producción
de alimentos necesarios para su sobrevivencia. Por varios años,
existe la circulación de una gran cantidad de armas, como en la
región de los Grandes Lagos Africanos, en Colombia y, a través
del mundo donde existen conflictos armados desde muchos años.
Además, hemos visto la instalación de bases militares y de
bloqueos políticos y económicos, como en las Filipinas y en Cuba
respectivamente, así como en otros países del mundo. Hay
territorios ocupados e invadidos por fuerzas extranjeras en donde
los gobiernos pierden la posibilidad de su soberanía. Nosotras,
denunciamos particularmente las intervenciones militares de
EE.UU. en Irak y Afganistán, las agresiones y la ocupación de
Israel en Palestina y en otros países árabes. Nosotras exigimos el
retiro de todas las fuerzas que ocupan estos países, el
desmantelamiento de todas las bases militares, la destrucción de
las armas y el fin de los bloqueos políticos y económicos.
Nosotras reconocemos que las mujeres de los pueblos indígenas,
populaciones indígenas, populaciones tradicionales y
afrodescendientes son sabias y protectoras de la naturaleza.
Exigimos respeto de sus territorios y culturas. La privatización de
los recursos naturales, el agua, el aire, la biodiversidad y la
propiedad intelectual causan una pérdida de soberanía y el
empobrecimiento generalizado de los pueblos y las naciones.
Las guerras y los ataques a la soberanía de los pueblos son fruto
del modelo patriarcal y capitalista que denunciamos y
rechazamos. También denunciamos el deterioro de las
responsabilidades sociales de los Estados, la pérdida de
soberanía y de legitimidad de los gobiernos, en donde la
corrupción y la impunidad reinan. Cuando un gobierno se somete a
los dictámenes de otro país o de una institución financiera y
cuando la búsqueda de ganancias se hace en detrimento del
bienestar de las mujeres, de los hombres y de los pueblos
constatamos un retroceso enorme en el respeto a sus derechos.
Nosotras apelamos a nuestras aliadas y aliados a unirse en esta
lucha. ¡Juntas y juntos podremos cambiar la vida de las mujeres.
Cambiaremos el mundo!